martes, 28 de enero de 2014

Acto 1 - Escena 4: El escudo y la niebla negra

(extraído del site del juego: http://sites.google.com/site/juroceweb )

De entre los árboles apareció un corpulento humano de cabello oscuro y facciones aguileñas. Vestía ropas comunes, cubiertas de una camisa de cota de malla, y algunas placas para proteger hombros y articulaciones. En el cinto colgaba una rústica espada ancha, a medio desenvainar, mientras que fírmemente en uno de sus brazos se sostenía el escudo que había golpeado al maleante. Éste se empezó a ahogar, mientras inhalaba el oscuro vapor. El guerrero retrocedía ante la nube, apuntando la lanza hacia ella y el maleante, pero convencido de que cualquier esfuerzo por dañar físicamente a ese gas era inútil.

Parte de la nube se acercaba al claro de la fogata, mientras un grito del maleante se convertía en ahogo mientras éste se retorcía en el piso. Se sacaba con desesperación un frasco roto de entre los bolsillos de sus ropajes, al tiempo que se arrastraba huyendo de la niebla.

El guerrero retrocedió un par de pasos, manteniendo el escudo y la punta de la lanza entre él y la nube, pero tratando de mantener la mirada sobre el maleante. Al tiempo lanzaba un vistazo rápido sobre el área de la fogata para ver que nadie más estuviera en peligro ante el avance de la peligrosa nube. No pudo dejar de extrañarse en ver como un Worg era llamado por el humano bárbaro. Los Worgs eran conocidas como inteligentes y perversas monturas de los goblins y otras criaturas malignas, pero este respondía al llamado de un bárbaro.

El niño monje secó una lagrima con su túnica, al confirmar que quien había recibido su ataque, había muerto. Trataba de contener la hemorragia ya sin pulso, hasta que el anciano túnica negra le indicó que se retirara, pues el misterioso gas se acercaba hacia ellos. Tenía un libro en su mano, y mientras retrocedía un poco, revisaba sus páginas con fruición.


El humano se aproximó con cautela al grupo, manteniendo el escudo por delante y la punta de la lanza en guardia hacia el Worg, mientras decía en idioma común: - ¿Esa bestia está con ustedes? ¿Quiénes sóis?

- La "bestia", es mi amigo -
dijo el bárbaro, mirando con recelo tanto al humano como a la niebla que se acercaba hacia el grupo. - Mi nombre no tengo por qué dártelo.- Revisó con preocupación a la loba y procedía a levantarla mientras el Worg gruñía en dirección a la niebla.
El centauro se irguió, limpió algo de la tierra que tenía encima, sin tocar la sangre de la que se había impregnado. Se resintió de sus heridas, e intentó no demostrar el dolor que sentía, su orgullo antes que nada. Ubicó el arco que había arrojado durante la emboscada, lo tomó y alzó por encima de su cabeza en señal de victoria, gritando su nombre:
            “ISPOPLES…! Es mi nombre” 
Cruzó sobre pecho el brazo que tenía libre, y cerrando sus ojos asintió con la cabeza en señal de reverencia. Luego, señaló con la punta de su arco al desconocido que se acercaba, y le increpó:
            “Caballero portador del escudo! ¿Vuestro nombre por favor?”
Observó la niebla negra que se acercaba, notando que su movimiento no va acorde con el viento, para alguien que se especializa en la caza con flechas, resultaba muy extraño. Pasó a señalar con su arco a la extraña niebla, y preguntó:
            La niebla negra, ¿Es vuestra?
Volviendo a señalar al extraño que se acercaba.
- Mi nombre es Jin Firesoul, y hago patrullas por estos caminos. Y la niebla la provocó ese maleante - dijo el humano, mientras apuntaba la lanza hacia el sujeto que se retorcía en es suelo.  Cuidando mantenerse a salvo de la niebla, bajó un poco el escudo para que el centauro pudiera verlo mejor.  Luego, viendo al anciano de túnica, le dijo: - ¿Anciano, conoces alguna manera de disipar esa niebla?
 - Hmm... No. Pero puede que pueda saber, cómo saber qué es la niebla, o saber si es mágica - El viejo hablaba medio respondiendo, y medio "para sí", buscando algo en un viejo libro que con seguridad debía tener más de 40 años. El bárbaro miraba con recelo al medioelfo y al anciano. Como la mayoría de los bárbaros, desconfiaba de los no-humanos, y la tribu particular de Eldrak, veía con sumo temor a la magia y sus practicantes, y el anciano claramente era un practicante. El no-humano mestizo había hablado de forma muy extraña, gesticulando como los magos, pero nada había pasado. Era mejor no confiarse demasiado.

A juicio del medioelfo, muy a pesar de su natural curiosidad por lo mágico, no era momento de experimentos. Esta niebla no era algo que hubiese visto antes, pero no aguraba nada bueno.
- No creo que tengamos mucho tiempo para estudios, aunque aprecio lo valioso de sus acciones, maese Osbearn. Considero sensato irnos de aqui de inmediato. Tomemos a los heridos y pongamos terreno entre esta abobinación y nosotros.

Espetó, mientras se terciaba el arco al hombro. Giró sobre sus talones, Emprendiendo su camino fuera del claro y dijo por encima de su hombro izquierdo:

- ¿Habrá alguno de ustedes que conozca a un kender con una peculiar fascinación con las aves y sus plumas?

Eldrak revisó aparte a Trygg, usando lo que tenía a mano para evitar que sus heridas empeoraran, sin embargo, mantenía sus oidos atentos a la charla del grupo. No muy seguro de ser capaz de cuidar a Trygg y escuchando una referencia de Tarasal, o asi lo parecia, decidio seguir al grupo, cargando a Trygg con sumo cuidado.

Jin pensaba para sí - (Vaya un grupo peculiar) - mientras se acercaba a ellos y relajaba la pose de combate.  - Vayamos juntos, quizás una lanza extra les haga falta en algún momento - propuso, mientras comenzaba a caminar para acercarse más a aquella curiosa reunión de razas y profesiones.

Los quejidos del asaltante cesaron. Lo poco que se veía de su rostro mostraba a través de la niebla, una textura arrugada, sin vida. La niebla empezó a viajar de forma más rápida, y se hizo más densa e impenetrable. Se distinguían claramente 4 direcciones en las que la niebla parecía extender tentáculos. Tres avances de la niebla eran hacia los otros asaltantes caídos, mientras que una tercera porción de la niebla avanzaba inexorable hacia el bárbaro humano.

"Batin corak sihir saya" - dijo el anciano en túnicas de necromante, mientras levantaba la vista del libro y hacía círculo imaginario frente así, en dirección hacia la niebla. Abrió los ojos con alarma - "Esta magia está encantada, pero hay mucho de su poder que no es de la hechicería, maese Ragnarok, debemos correr, diría yo".

El barbaro podía concluír lo mismo, pues la niebla le perseguía, y aumentaba su rapidez a medida que se "alimentaba" de los cuerpos de los asaltantes. La herida de puñal dolía un poco al moverse, pero tendría que correr más rápido. El worg llegó rápidamente a su lado, esquivando a la niebla.

- Síganme!

Dijo el medio elfo, mientras una parte de la niebla que se dirigía hacia el bárbaro se volvió a separar. Como si fuera un dedo de una mano hecha de niebla, se dirigió hacia el medio-elfo. Éste partió a paso ligero en dirección a Solace. Giraba su vista con intención de tener una percepción de la velocidad de los heridos y juzgar si podían correr como el resto.

El bárbaro logró montar al worg, cargando a la loba inerte. Ispoples, con mucho dolor, siguió el paso indicado por el medio-elfo. Osbearn y Uthm seguían de cerca al hechicero legionario. Jin iba de último, pendiente de que nadie quedara atrás. Ispoples galopaba con facilidad entre los árboles, y echaba un ojo hacia atrás, confirmando que la niebla quedaba rezagada.

Participantes en la escena:
Gocho (Eldrak el bárbaro de las montañas, maestro de las bestias),
Wladimir (Ispoples el centauro luchador),

César (Osbearn, ex-miembro de la Orden de Nuitari, de la Alta Hechicería, ahora hechicero vagabundo).
Kenny (Gwydeon el medio-elfo hechicero legionario)
Guácharo (Jin Firesoul guerrero human)
Orestes (Narrador)

lunes, 16 de diciembre de 2013

Acto 1 - Escena 3: El niño, el viejo y el medio-elfo

(extraído del site del juego: http://sites.google.com/site/juroceweb )

Osbearn estaba un poco cansado por el deambular de Gwydeon. ¿A quién  se le ocurre merodear por las afueras de Solace en busca de un kender? incluso si el kender estuviera dentro de una habitación sin ventanas y puertas, sería difícil encontrarlo.

"Donde cabe una rata, hay dos kenders" - era un dicho común en todo Ansalon.

El niño seguía con tranquilidad y ojos llenos de curiosidad, al medio-elfo, en cambio. Así, se adentraron en una zona en la que habían ruinas de casa quemadas en la Guerra de Caos. Nadie sabía quién había vivido allí, extrañamente, pero Gwydeon sabía que al kender le resultaba interesante el lugar. Estaba examinando el lugar en busca de algún rastro del kender (por ejemplo una pluma multi-colores caída en el piso), cuando los 3 escucharon ruidos afuera.

- ¡Si! ¡estoy seguro! El bárbaro de la gema está por acá - decía alguien entre jadeos mientras otros corrían detrás de él. Eran 4 figuras envueltos en negras capas con capucha. Uno de ellos llevaba un arco y un carcaj.

Luego de discutir un poco con el anciano, Gwydeon lo convención de que siguieran el rastro.

Al poco rato, llegaron a los bordes de un claro en el que se distinguían los sonidos de una fiera pelea. Un amenazante centauro aplastaba a uno de los misteriosos hombres que gritaba aterrorizado, mientras un bárbaro mordía a otro. Un tercero corría detrás de un lobo, y una inmensa bestia peluda, del tamaño de un pony, corría hacia el cuarto, que no cesaba de dispararle flechas. Tanto el bárbaro como el centauro estaban heridos.

Ispoples, el centauro, mordía el cuello del humano, tratando de aferrarse a él e impedir su escape. La sangre empezó a brotar con fuerza, mientras el asesino rápidamente cesaba el forcejeo hasta quedar inerte. La sangre resbalando por el rostro del centauro, las manos aferrándo a su presa cual garras, él encima, cuál ave de rapiña.... la visión de sus pesadillas en las que volaba como ave, cazaba un caballo, y se descubría alimentándose de uno de sus congéneres, se interpuso sobre la imágen de lo que le rodeaba, por un eterno segundo. Abstraído de su entorno, no entendía lo sucedido. Miraba el cuerpo sin vida de su atacante, detallando su cuello destrozado, la sangre regada por todos lados, incluso sobre él mismo. Solo recordaba sentirse envuelto en llamas en la fogata, y luego unas imágenes de sus pesadillas nublaron su mente. Ahora, finalmente se encontraba sobre su atacante derrotado y rodeado por extraños que luchaban contra aquellos que hasta hace un rato los atacaban.

Desde el borde del claro, Gwydeon reflexionaba - No era de caballeros entrometerse entre las disputas de los otros - pero aún asi el legionario sintió encenderse la sangre dentro de sus venas. Frente a una batalla tan desequilibrada no cabía sino parcializarse y tratar de, al menos, devolver las cosas a su equilibrio.
Su mano izquierda fue instintivamente al mango del largo puñal que pendía de su cadera, su mano derecha dibujaba un arcano signo en el centro de su pecho. Sus labios se juntaron para pronunciar un escudo protector:
- Teyva illa...

Corrió
 a interponerse entre los caídos y sus atacantes, la vista puesta en el
arquero de capa negra. Su puñal a medio desenfundar. - ¡ALTO AHORA MISMO!

Se dejo escuchar en el medio del claro...

Al escuchar el grito de Gwydeon ordenando el alto, Osbearn colocó el báculo ligeramente en el pecho del niño, como una señal para que se detuviera, mientras el viejo mago observaba con mayor detalle la situación.

La figura de negro que forcejeaba con el bárbaro, abrío súbitamente los brazos pronunciando un breve bramido ininteligible, mientras gritaba - !Vámos¡ -. Ahora el bárbaro sentía que luchaba contra la fuerza de un ogro.

El worg alcanzaba casi al arquero de negro, que se alejó unos pasos antes de montarse en uno de los árboles. En ese instante, el otro asesino que perseguía al lobo cesó la persecución lanzando una daga hacia el recién llegado medio-elfo. La daga, antes de acercarse más al cuello de su objetivo, se desvió perdiéndose entre las ramas de los árboles que rodeaban el claro. El hombre tenía mirada sorprendida, pero arrancó en la huída velozmente.

El monje permanecía atento a cualquier acción u orden del mago, pero Osbearn le dijo - Espera aquí atento, si alguien se acerca intenta detenerlo - mientras el mago empezaba a revisar su túnica en busca de algo.

La loba se acercó al asesino que forcejeaba con el bárbaro e intentó morderle, pero con una fuerza descomunal éste agitó su pié, golpeándola en la cabeza y dejándola inconsciente. Por su parte, el worg embestía el árbol por el que había subido el asesino que portaba un arco. Sin embargo este continuó su camino por las ramas. Ágilmente saltó hacia otro de los árboles, alejándose de la escena.

Mientras tanto, el barbaro hizó acopio de toda su fuerza, hincando dientes y manos en la carne de su oponente, a la espera que su fiel lobo atacase a su enemigo sujeto. Solo gruñidos y quejidos se escuchaban, usando sus piernas para dificultarle el movimiento. La figura de negro rompió el agarre con los brazos, rápidamente apretando la mandíbula del bárbaro forzándolo a abrir la boca. Casi le disloca la mandíbula en el proceso.

El asesino que había atacado infructuosamente al medio-elfo, corría velozmente, mientras la mirada del hechicero legionario se enfocaba en  él... - No en mi bosque... Pensó el legionario mientras, con la mano derecha tomaba el arco. Tomando su largo puñal en la mano izquierda con el meñique y el anular, sosteniéndolo por un aro en la empuñadura, cargó una flecha con los dedos libres. No le agradaba nunca la idea de atacar a un oponente que se batía en retirada, pero estos eran asesinos. Nadie usaría mentalismo contra un mercenario, a menos que no tenga dinero para pagar por sus servicios. Ellos habían entrado al claro con intención de matar, y al ver balanceada la contienda optaron por huir.

- Cobardes, no en mi bosque. Apuntó a su atacante y relajó su mano izquierda. La flecha se clavó con un sonido seco en el brazo izquierdo del asesino, arrancándole un gemido de dolor. Sin embargo, siguió corriendo como alma que lleva el demonio, buscando poner más bosque entre él y el arco del medio-elfo. Nadie le dijo que se iba a enfrentar a un hechicero, porque sólo la magia podía haber desviado una daga de esa forma.

El viejo mago le indicó a Uthm - Si puedes encárgate de aquel que anda luchando allá, ya verás como me encargo del otro - Mientras decía esto, con su mano recogió algo de tierra, dió una rápida vuelta mientras arrojaba el puñado al aire, mientras decía

¡Edar Austrat Laraek!

Una vez dichas estas palabras, el puñado de tierra fue transformado en unos dardos de tierra, los cuales salieron disparados rápidamente en  la dirección del asesino que intentaba huir por los árboles, mientras el monje corria a aplicarle una patada rastrera a la figura de negro, intentando tumbarlo.

Los dardos cortaron el aire con su afilada punta, hasta clavarse profundamente en varias partes del cuerpo del asesino, quién perdió el balance a causa del dolor, precipitándose aparatosamente al suelo. El impacto en la cabeza lo dejó inconsciente, mientras los dardos se deshacían, dejando las heridas llenas de la tierra usada por el mago túnica negra.

El monje aterrizaba también, concentrandose en convertir sus piernas en una gran tenaza, atrapando y llevándose con todo su peso, una de las rodillas del siniestro hombre. Sintió quebrarse la articulación, y notó el olor metálico de la sangre. Había provocado una fractura en su oponente, y un afilado trozo de hueso de la pierna sobresalía por entre las fibras del oscuro pantalón. El sujeto cayó al piso desmayándose al ver el estado de su pierna.

Eldrak decidió que buscar a su lobo y revisarlo erá más importante que cualquier otra cosa y las personas que acababan de aparecer no le inspiraban confianza suficiente. Corrió al lado de Trygg a la vez que silbaba un llamado a Fearg para que viniera a su lado. El Worg se detuvo, debatiéndose entre seguir al asaltante y obedecer. Sin embargo, la sangre del bárbaro había sido vertida, lo que podría significar que necesitara su ayuda. Se empezó a devolver en dirección a Eldrak, mientras huía el misterioso maleante.

Un ruido fuerte, seco y fuerte, de hueso roto, vidrio roto, y metal contra metal y metal contra madera, se dejó oír en el bosque mientras el malechor caía hacia atrás gravemente golpeado por un escudo mediano que se había interpuesto en su carrera. Un gas negro empezó a brotar de alguna parte de las ropas del asaltante.

Participantes en la escena:
Gocho (Eldrak el bárbaro de las montañas, maestro de las bestias),
Wladimir (Ispoples el centauro luchador),

César (Osbearn, ex-miembro de la Orden de Nuitari, de la Alta Hechicería, ahora hechicero vagabundo).
Kenny (Gwydeon el medio-elfo hechicero legionario)
Orestes (Narrador).

martes, 10 de diciembre de 2013

Acto 1 - Escena 2: El asalto

(extraído del site del juego: http://sites.google.com/site/juroceweb )

Los lobos se incorporaron, y bajaron la cola, iniciando un gruñido. Le  gruñían a la noche, que al parecer les tenía más de una sorpresa.

Al escuchar el gruñido de Trygg y de su montura, Eldrak hizo señas a ambos para que callaran y poder escuchar mejor lo que sucedía a su alrededor.
Lentamente y en silencio miró a Ispoples para ver si sus reacciones mostraban las mismas dudas que él tenia, o si al contrario, delatasen que tuviese una idea de que podría estar incomodando a los canes que les acompañaba

El bárbaro ecuchó una presencia en una rama de un árbol, casi sobre  ellos. Evidentemente desenfundaba una hoja metálica de algún tipo. Detrás del centauro había una persona que tropezaba una rama y detrás  de él mismo escuchó el rechinar de un arco al tensarse. También vio a contraluz una silueta envuelta en una especie de túnica, agacharse al piso hasta casi desaparecer.

Ispoples observó a las mascotas de Eldrak, y pensó que algo en los alrededores los está perturbando. Intentó fijar la dirección de lo que incomodaba a Trygg, pero como el animal se mostraba errático, no le quedó más remedio hacerlo él mismo. Desconfiando de su entorno tomó una flecha de su espalda, y armó su arco dejandolo a medio tensar, apuntando al suelo mientras hurgaba con la mirada los alrededores.

Ispoples vio rápidamente a sus atacantes con sus penetrantes ojos. Todos tenían túnicas oscuras, y botas suaves de cuero oscuras. Eran casi invisibles, por la habilidad con que se habían escondido, pero sus pupilas los buscaron con facilidad.

Con la velocidad de un rayo, se levantó del piso el que se había agazapado, y en un visto y no visto, se acercó a una velocidad sobrenatural sobre el bárbaro. Del árbol se lanzó hacia el centauro  otro de los atacantes. Al mismo tiempo, una flecha fue disparada en dirección al Worg. Un último atacante lanzó una daga hacia el lobo.

La flecha lastimó al Worg en un costado, haciéndolo chillar, para  luego lanzar un auyido de rencor. Se dirigía a su atacante con su  acostumbrada fiereza y rapidez. La daga dirigida a la loba rozó su  cabeza para perderse en la oscuridad. La loba corría también  hacia su atacante.

Ispoples con el seño fruncido, gruñendo molesto por la emboscada, soltó el arco y la flecha, nada más para elevarse sobre sus patas traseras con
gran determinación y carácter, al encuentro de su atacante. Utilizó su brazalete para esquivar el ataque de la daga del atacante que caía sobre él. Un fuerte dolor en el brazo le confirmó que acababa de ser apuñaleado. La maniobra del acechador lo hizo caer sobre las brasas de la fogata, causándole un dolor insoportable. El ambiente adquirió el olor a carne quemada.

El ataque inminente hacia Eldrak hizo que se lanzara a un lado rodando mientras agarraba su fiel maza que siempre tenía a su lado.
De manera automática silbó una comando a sus canes para que ambos atacaran a un solo enemigo de manera que el ambos eviten ser gravemente lastimados. Se sentía ligeramente reconfortado por tener a su lado al centauro que parecía decidido a mantener su posición sin ceder.

El bárbaro pudo quitarse de la línea en la que venía cargando contra él su enemigo. Aún así se encontraba al alcance de su daga, por lo que trata de desviar a su enemigo haciéndose a un lado. Eldrak gruñó de dolor cuando sintió el filo metálico abriéndose paso entre la piel de oso que le cubría y su propia piel.

El dolor incomoda al joven barbaro que decide evitar males mayores. Con un fuerte silbido que indica ataque, llama a Trygg y a Fearg el worg, mientras agarra con ambas manos a su atacante para evitar que se aleje de la posición en la que esta, y le clava  sus dientes a fin de reforzar su agarre...

Con la ira creciente producto de su orgullo roto, Ispoples le aplicó una llave al enemigo e intentó rodar con este a cuestas, para alejarse del contacto directo con las llamas. El enemigo del centauro, en un visto y no visto, estaba en el piso doblegado por el centauro, con su mano inmobilizada. Algo debió haberse quebrado, porque sentía un dolor inmenso en una rodilla...

...dientes que se muestran, la baba corre al mentón, ojos que se desorbitan, uñas que se hincan, y una voz profunda, que solo llega al oído del inmobilizado - El hambre que tengo aún no se sacia... tu pirueta hizo que tirara el conejo al suelo - retorciendo más la mano inmobilizada, el centauro le observó sádicamente el cuello, y entonces continuó - pero el olor de tu sangre...  mmmmm!...  me es irresistible...  sigue luchando y con placer...  te devoooooro...

- Aaaargh! - fue la respuesta desesperada del humano que yacía bajo el peso del centauro, al tiempo que forcejeaba con desesperación y dolor. Sudaba frío.

Mientras tanto, el atacante del bárbaro se retorcía de dolor. Trató de zafarse, pero esto no hacía sino incrementar el dolor que sentía. Empezaba a preguntarse si los huesos que llevaba el humano eran de personas que él se había comido.

El bárbaro pudo notar que Trygg se acercaba velozmente para atacar al prisionero de sus dientes. Alguien salió de la maleza con un par de dagas, para atacar al lobo.

El worg se alejó de la fogata, en pos de quien le había herido. Su sobrenatural gruñido rabioso le antecedía sembrando temor. Una flecha más pasó cerca de este, pero la forma en que el worg se acercaba no le facilitaba las cosas, porque no se acercaba en línea recta, sino en zig-zag.

 Participantes en la escena:
Gocho (Eldrak el bárbaro de las montañas, maestro de las bestias),
Wladimir (Ispoples el centauro luchador),
Orestes (Narrador).

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Acto 1 - Escena 1: Al calor de la fogata

(extraído del site del juego: https://sites.google.com/site/juroceweb)



-15 de Septiembre, año 32 Saer Cataclius.

Eldrak, acompañado por sus dos fieles caninos, e Ispoples el centauro, descansaban a las afueras de Solace. Quizá un poco más que las afueras, debido a que había mucha gente en ese asentamiento, debido a  las fiestas previas a la procesión que se hace anualmente en honor a  "Los Últimos Héroes". Tarasal insistía en que debían asistir.

A Ispoples, le comentó que los Últimos Héroes, en particular el grupo de aventureros más famoso de los últimos tiempos, conocidos como "Los  posaderos", habían sido quienes habían salvado a Krynn en la guerra de Caos, y también cuando los Señores de los Dragones, y sus ejércitos, intentaban dominar el continente entero, para ofrecérselo a la Diosa  Thakhisis, la diosa de la maldad.

Este grupo había atravesado el "Darken Wood", y hablado con el Maestro del Bosque en persona. Habían sido transportados por centauros y por pegasos... un lujo que se ofrece a pocos mortales.
A Eldrak, le dijo que era muy interesante, pues en el grupo estaba también el bárbaro guerrero más famoso de todo el contiente, quién fuera el consorte de Goldmoon, quien redescubriera la magia clerical, y la magia mística, más recientemente. Aparte de eso, Solace era un sitio menos hostil que otros para personas poco acostumbradas a la  civilización.

- Sin embargo, mejor es si consigo a alguien de la legión, o alguien  conocido, que nos acompañe. La gente suele prestar poca atención a  nosotros los kenders, y eso me hará difícil hacer que a ustedes los  respeten, en caso de haber un problema. - El kender se imaginaba como  poco factible, un escenario en donde un grupo de humanos dejaban de  molestar al centauro, tan sólo porque un kender se los exigiera.

Fue entonces al final de la tarde a Solace, dejando a Ispoples y a Eldrak frente a la fogata.


Eldrak asaba un conejo que se había procurado cazando junto con Ispoples. El aire traía murmullos de las personas acampando en los alrededores de Solace, y múltiples olores de las comidas preparadas en espera de la noche.




Participantes en la escena:
Gocho (Eldrak el bárbaro de las montañas, maestro de las bestias),
Wladimir (Ispoples el centauro luchador),
Orestes (Narrador).

Heroes de una Nueva Era - Prólogo

(A continuación, el prólogo de la crónica Héroes de una Nueva Era, jugado vía "play-by-post" via google sites, con reglas de SAGA System en Dragonlance 5th Age / Age of Mortals)

- 1ero de Enero, año 31 Saer Cataclius.


"Yo lo veo todo.

Soy el Heraldo, cantor de canciones, contador de historias. He visto ocurrir muchas cosas a lo largo y ancho del continente de Ansalon, y he aprendido aún más de lo que he visto. Así, ahora me detengo, pues a medida que el atardecer trae oscuridad y luz de estrellas a este
día, entramos en lo que los maestros del tiempo llamarían la Era de los Mortales - La Quinta Era de Krynn.

De las sombras de estas tierras desoladas por guerras, temibles y enormes dragones han emergido para subyugar a las razas que dan vida y sentido a Krynn. Los dioses se han ido sin dejar a nadie para contener a estas fantásticas criaturas del mal, más poderosas que cualquiera que hayamos conocido. Y así, he venido a hacer lo que debo en este importante momento. Soy un hombre sin memorias propias - mi mente sólo conoce las memorias del mundo. Quizá dentro de las palabras de mis historias yace el secreto que permitirá que haya un nuevo amanecer en Ansalon.

Treinta años atrás, el Caos vino, literalmente, manifestándose ante nuestros ojos, la encarnación de la furia de aquel que constituye la antítesis del órden de las cosas. Un malentendido aflojó las cadenas que reprimían a su malévolo poder, de cuya misma esencia los dioses forjaron el mundo. Una vez libre, Caos desafió el tesoro más querido de los dioses: el mundo de Krynn. A través del poder de la magia, en ese verano, al que han optado por llamar "el Verano de Caos", todos los hijos de los dioses se juntaron y forzaron la huída de Caos. Éste último aceptó retirarse, pero no sin antes ordenar a los dioses que
lo siguiesen. Esa fue su última afrenta en Krynn: la de apostar con los dioses, a la autodestrucción de ese Krynn sin dioses que dejaban al final del caluroso verano.

Ahora, más que nunca en la historia de Krynn, los mortales se encuentran sólos. Al irse los dioses, se han cerrado las puertas a su más preciado regalo: la magia. Sin ella, los mortales no son competencia de los primeros hijos de la diosa del Mal, la llamada "Reina de la Oscuridad". Ellos, los dragones, son ahora libres de gobernar. Desde más allá de los mares conocidos en Ansalon viene una raza de Grandes Dragones, liderizados por Malystryx la Roja. En una violenta Purga de Dragones, estos grandes y antiguos
dragones lucharon entre si, para reclamar las tierras de Ansalon como suyas. En el amanecer de esta nueva era, los mortales lucharon una batalla desesperada para sobrevivir a las luchas de los colosos hijos de Takhisis, quienes parecían ignorar, o desestimar, la destrucción que causaban en el mundo.
Pero a pesar de que los dioses nos han abandonado, yo digo que aún hay esperanza. Nuestro mundo no fue salvado de Caos para ser dado a los dragones. No fue creado para ellos. Ellos no le pertenecen. Yo percibo que se acerca un momento crucial, la luz del Bien brilla entre los humos del velo oscuro del reinado del Mal. Los nuevos hechiceros han recurrido a la forma más antígua y primigenia de las
formas de magia, para restaurar mucha de la antigua magia de nuestro mundo. Nuestra Ciudadela de la Luz nos enseña a mirar en nuestro interior para encontrar el poder de nuestros propios Corazones. Nuestros espíritus, dicen ellos, son las creaciones más valiosas de los Dioses, y en ellos reside la más especial de las formas de magia.
Los Caballeros de Solamnia continuan dando ejemplo y aliento a las fuerzas del Bien, la Legión de Steel lucha por la justicia, enseñando discernimiento a las mentes de juicios demasiado veloces, y practicidad a las mentes de juicios lentos. Y aún hay más. Los Dragones Metálicos, los primeros hijos del dios del Bien, Paladín el Guerrero Plateado, yacen escondidos, trabajando aún en el mundo.

Esta es una era de descubrimientos, una era de aventuras, un tiempo de héroes, un momento de esperanza. Levántate, amada Krynn, que ha llegado el amanecer de la Quinta Era, la de los Mortales. Conoced esto, gentes de Ansalon: el Bien prevalecerá...

...sólo depende de nosotros."


El Heraldo

viernes, 14 de diciembre de 2012

Jugando Dragonlance en Afganistan: la historia de un soldado

Transcribo acá un relato publicado por Trampas Whiteman en el 2007, en la página oficial de los fans de Dragonlance, Dragonlance Nexus. Habla de la experiencia de un soldado "rolero", que recibió de una de las creadoras de la Dragonlance, los materiales para jugar. Más de 40 soldados jugaron en distintas ocasiones, amenizando la difícil experiencia que es estar en una guerra.

No tiene pérdida! Espero les guste....


Dragonlance Gaming in Afghanistan: A Soldier's Tale
by Jeffrey Empey


Editor's Note: A few years back, in 2003, Jeffrey had e-mailed me about possibly getting some gaming supplies for some of the troops in Afghanistan. Being the son of a veteran myself, I immediately passed Jeffrey's e-mail along to Sovereign Press (now Margaret Weis Productions), who had set Jeffrey up with materials to game. Jeffrey recently e-mailed me with the results. His e-mail touched me deeply. He has given me permission to share his letter with you.

-Trampas Whiteman
November 9, 2007

To all of you who helped me years ago,
My name is Jeffrey Empey and I am a Staff Sergeant in the Pennsylvania Army National Guard. It was late winter early spring in 2003 the last time I wrote you and the unit I was assigned to then was getting ready to deploy to Afghanistan. That was my second combat deployment. I was active duty then and assigned to the 10th Mountain Division out of Fort Drum, NY.
The letter I sent explained how we were getting ready to deploy and that some of us played AD&D but were short on supplies. The hectic schedule just kept us extremely busy and things move very fast while preparing for a large movement. Nobody there at the Nexus may remember but the letter I sent via e-mail was, to my pleasant surprise answered by Margaret Weis. She said that she would do everything in her power to help us out. Well a short time later I received a package in the mail. Its contents included signed copies of the new Dragonlance Campaign Setting, the Age of Mortals supplement and various other supplies. All of these things definitely got their use.
A short while after we got in country a small group of us started to play. I used "The Sylvan Key" in the back of the book to start things off. Out of the four of us that started only two of us had actually played in the past. Now keep in mind that we were and I still am in the Infantry...a grunt. Well I'm sure you can imagine that we took our fair share of ribbing. But there is a beautiful thing about the situation in which we found our selves.
For the majority of that tour I was in a small firebase near the border of Pakistan in Afghanistan. This base housed an infantry company plus some add-ons. Not a whole lot of breathing room. The base consisted of an Afghanistan compound. The type made of hard dried mud. My room was, maybe a little longer but not wider than a single car garage. I have reason to believe the locals we leased it from used it as a stable. Anyway I had the pleasure of sharing our stabling with about 25 other sergeants. We had bunk beds, kinda.
As you can see the living conditions were a little cramped. My bed (well wooden slat really) was the first one you pass when you come in the doorway and our little playing area was just off the foot of the bed.
We played every chance we got and had a great time. When one of the other guys would come in the hooch (room) they would make a snide remark or chuckle or what ever.
Obviously in great tradition we carried on having a blast....I'll get to that later, bad pun. So time went on. Some of those hecklers had no choice but to see us laughing and carrying on like a bunch of Kender in a Solace prison. Anyway some of them started watching the game as it evolved. And wouldn't ya know the question eventually came. "Can I play?"
I think we rotated out something like 40 different players out of three campaigns over 9 months. The character turnover though not rapid was frequent enough that we laminated the character sheets with acetate so we could erase everything with ease. If someone would die there was always someone waiting to take his place. It was amazing. I have never really experienced anything like it. It was like some kind of Dragonlance camp at times. We had periods of time where we would play for hours on end day after day.
Missions, guard duty, and other events would interrupt us of course. And frequently...for long periods of time. Anyway, there is nothing quite like rolling dice just to have them tossed off the table because an enemy rocket exploded a little too close for comfort. I would get off of a mission take a shower, grab a bite maybe take a quick nap, but always go back to the game. It's amazing just how much laughter can come out of a dismal situation.
People ask me what it was like over there. I always give the standard "Its dusty" but when they ask I always remember my friends and I laughing our asses off. Playing the game was our escape from war. That's how we got away.
Well we got back and life happened. I got out of active duty and went back home to Erie, PA. I lost touch with almost everyone in the unit...but I still have a campaign setting that smells of the desert and a small stack of characters who make sporadic appearances in various parts of Krynn.
Well as I said before I am now in the PA Army National Guard. Infantry...again. And surprise surprise, I get to go on my third all expenses paid trip to the land of dust. Actually we may be going over to the land of sand but we won't know until the last minuet. This recent news just got me to remembering, I never thanked you for all you have done. At the very least you saved me from spending the time I had off staring at the bottom of the top bunk for 9 months. But you helped keep me and my friends from dwelling on things best left un-dwelt upon. Thank you.
Now that Dragonlance is battle tested and combat approved you can be sure that all of your favorite characters of the past and present will be going to war with me...again.

Yours truly,

Jeffrey Empey
SSG Infantry
PAANG

viernes, 15 de junio de 2012

JuRoCE - Nueva Era, progresando...

Tengo el agrado de comentar que el JuRoCE en su Nueva Era, jugado en este google-site, ha ido progresando. Si bien hay 3 jugadores que han estado inactivos, el resto ha participado de forma más o menos contínua.

Seguimos experimentando con formas para evitar que el juego se "duerma". Espero tengamos éxito en eso!

En la página hemos colocado un "sketch" con algunos de los personajes, creados en la aplicación online HeroMachine.

¡Seguiremos informando!